La amenaza silenciosa de la resistencia bacteriana y la calidad del agua

INVESTIGACIÓN

Carolina Hernández

7/21/20252 min leer

worm's-eye view photography of concrete building
worm's-eye view photography of concrete building

La proliferación de bacterias multirresistentes se ha convertido en una de las amenazas sanitarias más relevantes del siglo XXI. Según la Organización Mundial de la Salud, las infecciones causadas por bacterias resistentes podrían llegar a provocar hasta 10 millones de muertes anuales en 2050 si no se toman medidas. En Europa, se estima que más de 35.000 personas mueren cada año por infecciones resistentes a los antibióticos, y que más de 670.000 personas se ven afectadas, con un coste sanitario y social elevadísimo.

Un reciente estudio publicado en Nature Communications (julio de 2025) ha revelado la diseminación global del gen npmA2, responsable de una resistencia total a los antibióticos aminoglucósidos, en bacterias como Enterococcus faecium y Clostridioides difficile. Este gen se transmite mediante elementos genéticos móviles (ICEs), lo que favorece su propagación tanto en entornos sanitarios como comunitarios.

Este escenario obliga a repensar y reorientar las estrategias de prevención. Más allá del ámbito hospitalario, la presencia y persistencia de estos patógenos también se ha documentado en edificios de oficinas, hoteles o instalaciones recreativas. Las superficies húmedas, las conducciones de agua, los sistemas de climatización o los puntos de consumo pueden actuar como reservorios microbiológicos, favoreciendo la persistencia y transmisión de bacterias resistentes, especialmente en condiciones de biofilm.

La presencia de biofilms microbianos en sistemas de agua puede representar hasta el 95% de la biomasa bacteriana total y es responsable de un número considerable de infecciones asociadas al agua, que pueden derivar en bajas laborales, hospitalizaciones, cierres parciales de servicios o daños reputacionales, especialmente en entornos hoteleros y públicos.

Ante este reto, desde HAUS venimos recomendando soluciones que actúan sobre el medio y no solo sobre el usuario. Una de estas vías es la ionización del agua, una tecnología no invasiva que modifica las propiedades fisicoquímicas del agua para dificultar la adhesión bacteriana, deshacer biofilms y reducir la capacidad de proliferación microbiana. Soluciones como las que ofrece el sistema Dileka —que combina ionización, dinamización y emisión de infrarrojos— pueden contribuir a reducir la presencia de bacterias oportunistas como Salmonella, E. coli, Legionella o Pseudomonas, especialmente en puntos críticos como duchas, desagües, depósitos o circuitos de ACS.

Esta tecnología, además, no depende de productos químicos ni genera residuos, lo que la hace coherente con los criterios de sostenibilidad, higiene y prevención que HAUS incorpora en todos sus proyectos.

La resistencia bacteriana no es solo un problema hospitalario. Es un reto transversal que afecta a la forma en que diseñamos, mantenemos y habitamos los edificios. Y como tal, las estrategias también deben ser transversales: desde el análisis de ciclo de vida de los materiales hasta la calidad del agua que circula por las instalaciones. En este escenario, la ionización se consolida como una herramienta relevante dentro del conjunto de soluciones que HAUS puede prescribir para hacer de cada espacio construido un lugar más sano, seguro y resiliente.